19.4.11

Girando

El ojo de lo que no es de nadie,
es decir, la pupila de lo que nadie mira
(el iris de lo que no se dice)
es una espiral a la izquierda
que guarda el silencio debido
para las misas de los viernes primeros.

A veces, los susurros grisáceos
resultan más callados que las flores,
y un canario volando por el cielo
repite que le han arrancado el pico.

El silencio entonces se amontona
y los ojos, los susurros y las actrices
rodean los gritos y las costumbres
y las apagan, en tanto que una llama
quema el papel con estas palabras.

Juego

Ojos fijos jugando a ser cejas.
Su jerga emerje con giros y rejas.
Y guiñan y gestan tan sólidas verjas,
Que su juramento las muerde. Y revientan.